viernes, 12 de febrero de 2016

La Iglesia Ortodoxa: la primera gran división del cristianismo

En el s. XI (1054) se produjo el Gran Cisma de Oriente, la división definitiva entre el patriarca de Constantinopla (Iglesia Oriental) y el Papa de Roma (Iglesia Occidental)

Tras la conquista del Imperio Romano de Occidente por los bárbaros, hubo un período de inflexión religiosa hasta que en el s. VI los visigodos se convirtieron al cristianismo en el Tercer Concilio de Toledo. Durante este concilio también se aprobó el término Filioque, que dictamina que el Espíritu Santo viene del Padre y del Hijo. Esto llevó a controversias entre el patriarca de Constantinopla y el Papa de Roma, aunque no se sabe bien todavía por qué.

Una de las cuestiones principales de la separación de las Iglesias de Oriente y Occidente fue la importancia del Papa. Mientras que para los occidentales el Papa de Roma era la máxima autoridad cristiana tras Dios y Jesucristo; para el obispado de Constantinopla estaba a la misma altura espiritual que ellos, un Primus Inter Pares. Otro motivo puede ser la división ritual entre orientales y occidentales y la división cultural, cultura griega y cultura latina.

El caso es que en el año 1054 el Papa Luis IX estaba amenazado por los normandos y buscó la alianza con el Imperio Bizantino, enviando a tres corresponsales (el cardenal Humberto de Silva y los arzobispos Federico de Lorena y Pedro de Amalfi). Estos se negaron a aceptar el título ecuménico del patriarca Miguel I Cerulario. Se excomulgaron entre ellos, lo que produjo la división de las iglesias, pasando a ser Iglesia Ortodoxa la oriental.

Mapa del Cisma de Oriente

Tras el Cisma, ambas iglesias se han acusado mutuamente de haber abandonado la iglesia verdadera, hasta que en el Concilio Vaticano II de 1962 se llevaron a cabo una serie de medidas para acercar las iglesias católica y ortodoxa culminando con la cancelación de la excomunión de los protagonistas del Cisma. De hecho, a fecha de hoy se están produciendo unos primeros contactos entre el papa de Roma (Francisco I) y el patriarca de Moscú (Cirilo I), el más influyente de la Iglesia Ortodoxa actual.
Templo de Santa Sofía, en Estambul


No existen grandes diferencias dogmáticas entre católicos y ortodoxos, pero sí en los cultos. Los motivos: la división cultural (griega y latina) y la que provocó el Cisma (ética y de poder). La principal diferencia relacionada con el poder es que, mientras que para los católicos el papa romano es la máxima autoridad, los ortodoxos no aceptan esto, es igual que los patriarcas. Otra de las mayores diferencias reside en el concepto de la Santa Trinidad. Los ortodoxos mantienen el credo original mientras que el de los católicos incluye a la Santa Trinidad.

Otras diferencias son:

-La creencia católica de que tras la muerte se acude al purgatorio (para ir al paraíso o al infierno) no es admitida por ortodoxos.
-Los ortodoxos no creen que todas las personas hereden el pecado original.
-Los ortodoxos no aceptan la Inmaculada Concepción de la virgen María, es decir, que no nació santa pero se hizo santa.
-Dentro del culto, los ortodoxos usan la liturgia griega, consagran el pan con levadura y diferencias en el bautismo con los católicos.
-En la iglesia ortodoxa, el clero no tiene la obligación de mantener castidad y no casarse.






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